Donna Rice la modelo que se acostaba con todos

El Miami Herald, una Polaroid y una espectacular modelo rubia destrozaron hace cuatro años las aspiraciones presidenciales del más carismático candidato demócrata de los últimos tiempos, el hoy completamente desacreditado Gary Hart. El más importante diario de la capital de Florida fue para Hart lo que el Washington Post para Richard Nixon. Un buen día de mayo de 1987 publicó que el candidato demócrata había pasado la noche en Washington con la modelo Donna Rice mientras su esposa, Lee, se encontraba en la casa familiar de Denver.


En un primer momento, Hart aseguró que todo era un montaje para hundirle y realizó pomposas declaraciones tratando de restar importancia al asunto: «¿He cometido un error poniéndome en circunstancias que podían ser malinterpretadas? ¿He hecho algo amoral? En absoluto». En el colmo de la hipocresía se permitió desafiar a la prensa para que le siguiera con el fin de demostrar que su vida sexual era «muy aburrida». Desgraciadamente para él, no era tan aburrida. Si Donna Rice, que compaginaba su trabajo como modelo con esporádicas apariciones en series de televisión como «Corrupción en Miami» no se podía comparar con Marilyn Monroe, Hart no tenía demasiado que envidiar al legendario John Kennedy. 

Al menos en lo que a mujeres se refiere. La aparición de unas comprometedoras fotos de un crucero a Bimini en las que aparecían Hart y Rice sumamente acaramelados, y las declaraciones sin desperdicio de la modelo -«Cuando Gary toma unas cervezas se convierte en un tipo salvaje y loco»- acabaron fulminantemente con su carrera hacia la Casa Blanca. Calificado de mentiroso por casi toda la sociedad americana, Hart reconoció haber actuado de forma «inconsecuente y sin sentido común». Ya nunca sería presidente. ¿Ocurrirá lo mismo con Bill Clinton?

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