El abaratamiento de los móviles

EL sistema TMA-900-A, adoptado por Telefónica el pasado mes de abril para telefonía móvil, ha permitido incorporar al mercado español teléfonos portátiles que pueden tener ei tamaño de una cajetilla de cigarrillos. Además de pesar de 200 a 350 gramos, su precio, que oscila de 250.000 a 400.000 pesetas, es inferior al de los teléfonos móviles vendidos en el mercado español. El operador español ha recogido el reto del mercado único, dando un giro de noventa grados en su política de implantación del servicio de telefonía móvil. 

Hasta hace un par de años, la telefonía móvil española estaba ahogada por una cobertura muy reducida del servicio, un pequeño número de abonados, precios muy altos y escasez de modelos.

Con la idea de que los españoles no aceptarían un servicio tan raquítico en la Europa comunitaria, Telefónica puso en marcha un plan para llevar el servicio de telefonía móvil a todas las ciudades españolas, acompañado de un descenso del precio de los equipos, gracias a las presiones del operador en los frabricantes. 

El resultado ha sido un tirón en la demanda de abonados, que en diciembre rondaba los 30.000, se prevé alcance los 60.000, a finales de este año, y volver a doblar la cifra en 1991. Tal situación ha obligado a Telefónica a implantar una nueva tecnología para telefonía móvil -el servicio TMA-900-A, que convive con el TMA-450, utilizado hasta ahora. La llegada al mercado de los modelos para el TMA-900-A, que cuestan de 200.000 a 250.000 pesetas, aunque los portátiles pueden llegar a las 400.000, ha tirado hacia abajo del precio de los modelos vendidos hasta ahora en el mercado. 

Así, los teléfonos móviles que costaban medio millón de pesetas hace cuatro años, y 400.000 en enero, se han rebajado a 350.000 Los usuarios están de enhorabuena con tal competencia, que aumentará con la llegada de los teléfonos digitales, todavía más baratos, más pequeños, con una tecnología más depurada, y que permitirán telefonear desde cualquier país europeo. Industria, usuarios, administraciones y operarios europeos, unidos en el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicación, desarrollan la telefonía móvil y digital, que empezaría a instalarse en 1992. 

Un reto para industria y operarios, y una incógnita para el usuario, que se debatirá entre adquirir un teléfono móvil, que será superado tecnológicamente en tres o cuatro años a medio plazo, o esperar. Aunque Telefónica tranquiliza a sus clientes con el compromiso de mantener el servicio para cualquier modelo, mientras haya un usuario que lo utilice. 

La rápida evolución de la telefonía móvil permite creer a los operadores, cuando dicen que la tecnología digital para móviles estará implantada en una gran parte de las ciudades europeas, y en las carreteras con más circulación, en 1994. Pero un año antes, se venderán en el mercado los modelos de la tecnología DECT (Digital Cordless Telecomunication), que ahora desarrolla el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicación.

El sistema DECT está pensado para cubrir con varios teléfonos grandes espacios, sin realizar instalaciones de cables. Y el usuario podrá utilizar los mismos terminales telefónicos en dos edificios o ciudades diferentes de cualquier país europeo con el simple cambio de una clave, y siempre que haya instalada una pequeña estación base en cada uno de ellos. El Instituto Europeo de Normas de Telecomunicación también desarrolla un sistema que permitirá la instalación de teléfonos públicos sin hilos en los aviones. El panorama europeo se completará con el lanzamiento de modelos de radiobúsqueda y mensajería, con el que el usuario podrá desplazarse por toda Europa. El sistema se conoce con el nombre de Hermes.

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