Blackphone es algo más que un móvil
Existe un móvil completamente seguro? Cuesta creerlo. Las
revelaciones que el contratista de la Agencia Nacional de Seguridad americana
(NSA), Edward Snowden, ha realizado a lo largo de los últimos meses dibujan un
panorama preocupante.
Esta organización es capaz, si lo desea, de interceptar
llamadas y mensajes con impunidad a lo largo y ancho del planeta.
Su capacidad de vigilancia electrónica va más allá del
móvil. En colaboración con los servicios de vigilancia británicos, por ejemplo,
la NSA creó un programa capaz de capturar vídeos y fotografías de usuarios que
utilizaban el sistema de videoconferencia de Yahoo!
La agencia sería capaz
también de acceder a micrófonos y webcams de cualquier ordenador y ninguna
plataforma, desde Windows hasta Android pasando por iOS, parece estar a salvo.
De momento.
Aprovechando la situación, una empresa de seguridad con base
en Londres y Washington ha creado un móvil seguro, un terminal en el que el
cifrado y el anonimato se sirven por defecto.
La empresa es Silent Circle,
fundada por el inventor del programa de cifrado PGP —la herramienta más
utilizada para proteger correos electrónicos—. El teléfono está fabricado por
la compañía española Geeks phone. No podía haber llegado en un momento más
oportuno.
Bautizado como Blackphone, es un móvil que recuerda a otros
terminales Android del mercado. Tiene pantalla de 4,7 pulgadas, un procesador
de cuatro núcleos, soporte para redes LTE y cámara de ocho megapíxeles.
La
clave de su seguridad está en su sistema operativo, utiliza una versión
modificada de Android conocida como Privat OS que hace hincapié en la seguridad
y el cifrado de datos.
Las búsquedas en la Red son anónimas por defecto, todas
las aplicaciones que vienen de serie con el teléfono tienen las opciones de
privacidad activadas, permite borrado remoto de los datos de forma anónima y
recibe actualizaciones de forma directa desde Silent Circle, sin necesidad de
esperar a que hayan sido aprobadas por los operadores.
El teléfono cuesta unos 600 euros e incluye dos años de
suscripción a varios servicios de comunicación segura, entre ellos la suite de
aplicaciones de Silent Circle, cuyo precio anual asciende a casi 100 euros.
Este servicio es el que permite hacer llamadas y mandar mensajes cifrados
(incluso con archivos adjuntos), siempre y cuando el receptor también tenga la
aplicación correspondiente instalada en su teléfono —disponibles para iOS y
Android—. Black phone incluye tres suscripciones adicionales para regalar a
miembros de la familia, amigos o colegas con los que que sea necesario
comunicarse de forma segura.
ANTIESPÍAS. ¿Hasta qué punto es un teléfono "a prueba
de espionaje"? Los fundadores de Silent Circle se apresuran a señalar que
no hay que tomar estas medidas como una protección infalible contra la NSA u
otras agencias gubernamentales, pero, como asegura el presidente de la
compañía, Mike Janke, "Black phone es el primer teléfono que se toma en
serio la seguridad".
Hay varios casos de uso en los que esta herramienta puede
resultar útil. El más evidente es el mundo de la empresa. La compañía asegura
que ya ha recibido órdenes de compra de compañías petroleras y energéticas, por
ejemplo.
En ciertos sectores, el espionaje industrial es un problema creciente.
Las Agencias Gubernamentales de grandes países pueden tener métodos y recursos
para espiar a quienes usan estas avanzadas herramientas, pero para un
competidor que sólo busca extraer algo de información pueden ser lo suficiente
seguras.
Para las empresas, la seguridad en las comunicaciones está
tomando un papel relevante, sobre todo tras el salto a la telefonía móvil
inteligente.
En muchas compañías se consideraba el móvil, hasta ahora, como una
herramienta centrada en la voz y los mensajes. Marcas como Blackberry tenían el
dominio del mercado y ofrecían productos con estándares de seguridad lo
suficientemente efectivos, incluyendo cifrado de mensajes.
Pero la llegada de los mercados de aplicaciones, la caída
del fabricante canadiense en el mercado y el fenómeno conocido como BYOD
(siglas en inglés de "trae tu propio dispositivo", la tendencia a
usar el móvil personal también como móvil de empresa) han transformado el
teléfono en una plataforma con los mismos requisitos de seguridad que hasta
ahora se aplicaban a los ordenadores y con el mismo potencial para su abuso.
Según la empresa de seguridad Kaspersky, durante el año 2013
se registraron más de 140.000 casos de malware —aplicaciones maliciosas—
dirigidos a móviles. Casi tres veces más que en el año 2012. La inmensa mayoría
(más del 90%) estaban enfocadas al sistema operativo Android y dirigidos a
países concretos como Rusia o India.
Estas aplicaciones buscan por lo general hacerse con datos
bancarios de los usuarios, sacar beneficio enviando mensajes de texto a números
premium o molestar con anuncios no deseados. Pero pueden ser también la vía de
entrada de herramientas de espionaje para la empresa.
Tanto Apple como Google
han mejorado sus sistemas operativos para dar un mayor control al usuario sobre
qué permisos pueden tener las aplicaciones y a qué partes del teléfono pueden
acceder, pero aun así muchos usuarios instalan juegos y programas sin estar
seguros de su procedencia y sin comprobar lo que solicitan.
Este teléfono se autodestruye
Boeing no se suele asociar con la electrónica personal, pero
la empresa aeronáutica podría lanzar pronto un móvil muy seguro.
La compañía ha
solicitado a la FCC norteamericana (el organismo regulador de los productos de
electrónica y comunicaciones) la certificación de un terminal dirigido a
agencias gubernamentales y contratistas de seguridad.
Bautizado como Black, es un smartphone que, al igual que
Blackphone, cifra por defecto todas las llamadas y mensajes que se envían y
reciben.
Cuenta, además, con una capa de seguridad extra. Es imposible abrir el
teléfono y acceder a sus componentes internos. Si el teléfono detecta que está
siendo forzado, activa un mecanismo de autodestrucción que borra toda la
información almacenada en su memoria e inutiliza el teléfono.
El móvil, que podría ver la luz este año, usa una pantalla
de 4,3 pulgadas y funciona con una versión adaptada de Android. Incluye también
un puerto de expansión para añadir módulos adicionales, como soporte para
comunicación vía satélite, y podrá soportar dos tarjetas SIM. El móvil se
fabricará exclusivamente para agencias y compañías que lo soliciten, no estará
a la venta para el público doméstico.
También sin Blackphone
El teléfono creado con Geeks phone no es la única incursión
de Silent Circle en el mundo de las comunicaciones seguras. Usuarios de iOS y
Android pueden acceder a aplicaciones de comunicación que ha creado para
terceros.
Las dos principales son Silent Voice y Silent Text. La primera crea
comunicaciones seguras de audio y vídeo usando una red privada. La segunda
permite enviar mensajes que se autodestruyen o enviar archivos adjuntos
cifrados.
Aunque las aplicaciones son gratuitas, el usuario tiene que
estar suscrito al servicio de la compañía. Los planes básicos cuestan unos
siete euros al mes o 74 euros al año. Hay una opción adicional que permite
instalar un software de comunicación también en un ordenador Windows.
Para que
la comunicación esté cifrada punto a punto, el receptor de la llamada debe
tener el mismo software en su teléfono, pero Silent Circle ofrece también un
servicio que permite llamar de forma segura a números fijos de Estados Unidos.
La biometría, clave en la empresa
El gran salto evolutivo de la última generación de iPhone
está en el lector de huellas dactilares del botón Inicio, una característica
que puede ayudar a Apple a ganar aceptación en el mundo de la empresa.
La
compañía de la manzana no es la primera en integrar un lector biométrico en el
móvil, pero sí la que lo ha hecho de forma más decidida. El sensor está pensado
para funcionar como reemplazo de la contraseña de desbloqueo, una medida de
seguridad que muchas compañías exigen, pero que los usuarios encuentran
tediosa.
La misma filosofía se encuentra detrás del sensor integrado
en el botón de inicio del recién anunciado Samsung Galaxy S5. Es un sensor
diferente, que requiere deslizar el dedo para leer la huella, pero Samsung lo
ha llevado un paso más allá, integrándolo con una solución de pagos y su suite
de seguridad empresarial Knox.
La huella puede utilizarse como parte de un
sistema de autenticación doble, es decir, que el usuario puede exigir que el
acceso al teléfono o ciertas aplicaciones requieran tanto del dedo correcto
como de una contraseña independiente.
Ambas compañías se han enzarzado en una lucha por llenar el
hueco que Blackberry ha dejado en el mundo empresarial. Considerada durante
años como la opción más segura, muchas compañías ensayan ahora con iOS y
Android como alternativas para sus trabajadores.
IOS es ahora el sistema más
utilizado en la empresa, con casi el 73% de las actvaciones según la consultora
Good. ed de fibra óptica.
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