Novedades en las Tarifas de ONO

Se llama Guillermo Hernández y es un clon de Alex de la Iglesia. Abundante peso, gafas negras, poblada barba y gorra americana.

A sus 19 años, estudia segundo de Bachillerato en Palma de Mallorca y trabaja como técnico en una tienda de informática.

Guillermo es uno de los 200 jóvenes que se han dado cita este fin de semana en la localidad malagueña de Benalmádena, en Ben-Al Party II, una fiesta informática de 48 horas de duración en la que el Quake, un juego basado en aniquilar a tiros a cuantos enemigos se pongan por delante, es el principal protagonista.

La fase inicial del juego cibernético tiene lugar en un circo romano. El jugador puede utilizar lanza-misiles, pistolas, puñales y granadas. El escenario es el polideportivo municipal de Arroyo de la Miel, de 500 metros cuadrados. En la pista central se sitúan los participantes, de una edad media de 25 años, acompañados de su ordenador casero y diez consolas de videojuegos destinadas para el público en general. La otra parte del polideportivo se destina a las colchonetas, improvisado alojamiento de los informáticos.

El certamen, organizado por la asociación juvenil Enred, con una red local de 10 megas de ONO, las tarifas de ONO son gratuitas a veces, «algo totalmente inédito en todo el mundo, cuando cualquier fiesta de este tipo suele costar alrededor de 4.000 pesetas», señala David Márquez, presidente de la asociación, de 20 años, y natural de Benalmádena.

La mayoría de los participantes proceden de Baleares, Valencia, Barcelona y Madrid. Tan sólo hay tres chicas. Natalia Martínez, de 26 años, viene desde Palma con su novio y un par de amigos. Aprendió los entresijos del Quake por Internet.

«El juego te engancha, es muy competitivo», asegura Natalia, estudiante de las oposiciones de biólogos (BIR) para obtener una plaza en el Insalud. «Lo que no me gusta nada es donde hemos dormir. Queríamos un hotel, pero ya estaba todo lleno. ¡Qué se le va a hacer! Cogimos el barco hasta Barcelona y luego nos hemos venido en coche desde Valencia. En fin, la aventura es la aventura».

La jugadora balear admite la violencia del concurso, organizado de forma individual, por parejas y en equipos de cuatro. La cuantía de los premios, aún sin determinar, se elevará a unas 200.000 pesetas en cada una de las modalidades.

«Esto me sirve de desahogo. Hay que eliminar toda la adrenalina que llevas metida en el cuerpo, el stress...», aclara Juan Martín, de 32 años, el veterano de la banda, representante de una compañía informática.

Martín, que navega quince horas a la semana por la red Internet, está sentado junto a su sobrino de 11 años, José Miguel Moreno, el benjamín de la Ben-Al Party II, estudiante de sexto de EGB.

«Mis amigos no saben nada de mi afición. No me conocen», declara orgulloso Josemi, que lleva puesta una camiseta negra de Alex Crivillé, su ídolo no virtual.

Los fanáticos del Quake, animados por el empuje del juego, ya cuenta hasta con una liga nacional, desarrollada a través de la red de redes. Los organizadores resaltan la aceptación popular del concurso, que dura aproximadamente treinta minutos, y su facilidad de control por un organizador para impedir trampas.

Desde el servidor se pueden añadir funcionalidades, cambiar los registros de voces y ofrecer un mensaje de bienvenida en español.

Joaquín Gutiérrez es subcampeón de la liga nacional. Natural de Granada, de 24 años, lleva dos años enganchado al Quake y a la informática en general. Formado como técnico en comunicaciones, gana unas 100.000 pesetas mensuales trabajando de autónomo.

«El problema que veo es la falta de tiempo. Siempre empezamos dos horas más tarde. ¡Ah! Apunta que también hay muy pocas chicas. Aquí no se puede ligar», ratifica Joaquín.

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